sábado, 4 de diciembre de 2010



Vivimos a mil y no le damos importancia a los detalles, a los cambios sutiles, cotidianos, y ese detalle mínimo nos pueda cambiar la vida. Una palabra no dicha a tiempo, un gesto a destiempo y lo que era la solución a nuestros problemas, pasa a ser un problema.
Creemos que las grandes tragedias son las causadas por grandes errores, pero a veces un detalle, algo que no debería ser dicho, es el aleteo de la mariposa que desata la tormenta, y una vez desatada la tormenta uno quisiera volver el tiempo atrás, a esa palabra no dicha, a ese gesto que no se hizo. A veces, por más que uno sepa que fue lo que desato la tormenta y sepa como rebobinar la película, no puede volver atrás, no puede volver a frenar el efecto mariposa.

 

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